Un Sensor Energético en Tiempo Real para los Atletas de Resistencia

El nuevo medidor continuo de glucosa de Supersapiens promete ayudar a los atletas a gestionar sus niveles de energía. Pero, ¿Puede realmente prevenir una descompensación?.

Antes del Campeonato Mundial de Media Maratón del año pasado el cual se llevó a cabo en Gdynia, Polonia, un joven corredor británico llamado Jake Smith sostuvo una llamada telefónica con unos científicos de una pequeña compañía con los que había sido puesto en contacto a través de su agente. Ellos habían analizado los datos de su desempeño dos semanas atrás en la Maratón de Londres, donde había tenido dificultades en su rol como pacer y tenían un sencillo mensaje para él: “Literalmente dijeron, ‘Tienes que comer más,’” recuerda Smith.

En la parte posterior de su brazo derecho, el corredor de 22 años llevaba puesto un parche adhesivo circular de aproximadamente una pulgada con un pequeño filamento incrustado en su piel. Era un medidor continuo de glucosa, o MCG– un dispositivo diseñado para rastrear en tiempo real los niveles de azúcar en la sangre (también conocida como glucosa) en personas diabéticas, el cual había sido readaptado para atletas por un emprendimiento con sede en Atlanta llamado Supersapiens en colaboración con el gigante de dispositivos médicos Abbott. Los datos de Smith que se recopilaron después de Londres mostraron que sus niveles de glucosa habían iniciado en niveles intermedios y que comenzaron a disminuir de forma progresiva durante la carrera. “Cuando ya había recorrido alrededor de diez u once millas me dije ‘Esto no debería sentirse así,’” dice Smith. Así que en Polonia, el día antes de su carrera, comió grandes cantidades de pasta, arroz, pollo, verduras y fruta y no perdió de vista la aplicación de Supersapiens que había descargado en su teléfono. Cada vez que sus niveles comenzaban a disminuir, él comía más.

A la mañana siguiente, después de desayunar con dos bagels con Nutella, mantequilla de speculoos (Biscoff Spread), y mantequilla de maní, se enfrentó a los mejores fondistas del mundo. Su tiempo de 1:00:31 fue una marca personal gigantesca, rompiendo su propio récord sub-23 y obteniendo el puesto 18 en la clasificación general. ¿Y sus niveles de glucosa?, bueno, nadie lo sabe, porque fueron tan altos que sobrepasaron el tope máximo del sensor durante la carrera. “Dijeron que les encantaría saberlo,” cuenta Smith, “Pero la aplicación simplemente no pudo ir más hacia arriba.”

A finales de 2019 recibí un mensaje de LinkedIn de un tipo llamado Brian Davis quien quería que nos tomáramos un café para contarme sobre una compañía que él y sus socios estaban lanzando. El planteamiento, me dijo después de haber firmado el acuerdo de confidencialidad requerido, era tener “el primer indicador energético humano del mundo.” El cuerpo se mueve gracias a la glucosa, me explicó, y un MCG podría proporcionar conocimiento en tiempo real a los atletas acerca del estado de su carga energética y sobre qué alimentos deberían consumir y cuándo hacerlo.

Davis había ido a Toronto, donde yo vivía, para reunirse con un investigador de la Universidad de York llamado Michael Riddell, quien es uno de los líderes expertos del mundo en entender cómo las personas con diabetes responden al ejercicio. La diabetes es, fundamentalmente, un problema de control de glucosa en la sangre, causado por la ausencia o ineficacia de la insulina: la principal herramienta que tiene el cuerpo para sacar la glucosa de la sangre y enviarla ya sea hacia los músculos o a las células adiposas. El desarrollo y perfeccionamiento de los MCG en la última década han tenido un impacto enorme en la capacidad que tienen las personas con diabetes de mantener sus niveles de glucosa dentro de los rangos adecuados. Particularmente, han sido cruciales para el equipo profesional de ciclismo Novo Nordisk donde todos sus miembros padecen de diabetes tipo 1 – no solo por la seguridad y salud de los corredores, sino también por su rendimiento. Fue esa la idea que llevó a Phil Southerland, cofundador del equipo de ciclismo, a lanzar Supersapiens en 2019. Se dio cuenta que, después de todo, los atletas con diabetes no son los únicos que están preocupados por sufrir una descompensación en medio de una carrera o entrenamiento.

La idea de conectar un MCG a personas sanas no es totalmente novedosa. De hecho, cuando escribí acerca de los niveles de azúcar en atletas de rendimiento en 2017, el podcaster y médico Peter Attia elogió su MCG como “uno de los aportes informativos más grandes que he recibido en mi vida.” No obstante, Supersapiens se enfrentó a un par de obstáculos significativos a la hora de lograr el objetivo de venderle a atletas. Uno de ellos fue de carácter normativo: en una gran parte del mundo se requiere una orden médica para obtener un MCG. Cuando me encontré con Davis en 2019 estaban esperando poder obtener una aprobación que les permitiera vender sin orden médica a mediados de 2020. Supersapiens terminó siendo puesto en marcha en Europa en otoño del año pasado pero sigue sin estar disponible en Estados Unidos. Adicionalmente, debido a los retrasos causados por el COVID dentro de la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos (FDA) es muy probable que no se apruebe sino hasta el próximo año.

El otro obstáculo – el cual es, si es posible, aún más enredado – es que el vínculo entre los niveles de azúcar y el rendimiento es realmente complicado. Nosotros no somos como los carros que simplemente usan la gasolina hasta que el tanque está vacío. Por el contrario, nuestros músculos utilizan una mezcla compleja de combustibles – no solo grasas y carbohidratos, sino varias formas de grasas y carbohidratos (la glucosa siendo tan solo una de ellas) que se almacenan en diversos lugares (siendo el torrente sanguíneo solo uno de ellos) en una mezcla que depende de la intensidad y duración de la tarea a realizar y del nivel relativo de cada uno de los tanques de combustible. Y si los niveles de glucosa son complicados en personas con diabetes, y se afectan por el estrés, la fatiga, la hidratación y una docena de factores adicionales; lo son aún más en personas no diabéticas gracias a la acción de la insulina. En otras palabras, el hecho de tener bajos niveles de azúcar en la sangre no necesariamente significa que vaya a haber una descompensación, así como tener altos niveles de azúcar en la sangre no significa que no se corra el riesgo de sufrir una.

Aún así, el planteamiento de Supersapiens es que es mejor tener al menos un poco de información en lugar de no tener nada. Y tal vez el respaldo más honesto de esta idea llegó en junio cuando la Unión Ciclista Internacional (UCI), la asociación mundial de federaciones de ciclismo, prohibió el uso de medidores de glucosa en competencia – una restricción que aplica casi exclusivamente a Supersapiens e implícitamente asume que el conocer los niveles de glucosa proporciona una ventaja competitiva. “Los fans no quieren ver la Fórmula Uno en las carreras de ciclismo,” dijo Mick Rogers, el gerente de innovación de la (UCI), a Cycling Weekly. “Lo que quieren es sorprenderse. Quieren incertidumbre.”

Entretanto, Supersapiens ha suscrito alianzas con equipos de ciclismo profesionales a nivel mundial como Canyon-SRAM e Ineos (quienes aún pueden utilizar los MCG durante los entrenamientos) y con el equipo de triatlón BMC-Vitfit y será el patrocinador principal del Campeonato Mundial de Ironman de este año en Hawaii, donde los medidores aún se pueden utilizar en competencia. También han reclutado a más de 400 atletas profesionales embajadores, incluyendo a estrellas como el maratonista keniano Eliud Kipchoge, quienes están cargando sus datos en las bases de la compañía para ser analizados. “¿niveles de glucosa en personas no-diabéticas?. Estamos muy poco familiarizados con este tema,” admite Riddell, quien es ahora uno de los consejeros científicos de la compañía. El entrenamiento y competencias de alto rendimiento añaden un giro adicional que hace que estos datos sean más valiosos que cualquier otra cosa que se haya analizado previamente. “A veces los niveles están arriba, otras veces están abajo. No es anormal, pero es extremo” comenta.

Para espectadores como Trent Stellingwerff, respetado científico deportivo del Canadian Sport Institute Pacific, quien tiene experiencia en nutrición y metabolismo deportivo, uno de los grandes retos de Supersapiens será extraer consejos prácticos de toda esta cantidad de datos. Para lograrlo, la compañía contrató recientemente a diez nuevos científicos a tiempo completo, consolidando así un equipo de 12 entre un total de 70 empleados. Estos investigadores son quienes lograron dar una ojeada en tiempo real a las atractivas fluctuaciones de glucosa en el torrente sanguíneo de Kipchoge durante la maratón de Hamburgo de esta primavera. Sin embargo, ¿podrán estos datos decirle algo a Kipchoge acerca de lo que debería hacer diferente la próxima vez? “estoy seguro que el monitor está tomando las medidas de forma precisa” dice Stellingweff. “Pero mi principal pregunta es: ¿por qué?”.

Normalmente en el torrente sanguíneo se encuentra lo equivalente a una cucharadita de azúcar y el cuerpo está cuidadosamente diseñado para que se mantenga de esa manera. Cómete tres bolas de helado y tu páncreas liberará insulina para reservar el azúcar extra en los músculos y en las células adiposas. Cuando estés siendo perseguido por un león, tus hormonas del estrés desencadenarán una marea de glucosa desde el hígado hacía el torrente sanguíneo para darle a tus músculos la energía rápida necesaria para huir o pelear. Cuando te ejercitas, tus músculos utilizan la glucosa 100 veces más rápido que cuando estás en reposo. No obstante, es el delicado balance entre la oferta y la demanda el que mantiene los niveles en tu sangre dentro de los límites justos de 70 a 140 miligramos por decilitro. Es por esto que no se puede simplemente asumir que unos bajos niveles de glucosa equivaldrán a quedarse sin energía.

Las principales fuentes de energía de los atletas de rendimiento son los carbohidratos y las grasas, cada uno de los cuales se puede almacenar ya sea en los músculos o en el torrente sanguíneo. A continuación se presenta una gráfica de un estudio reciente publicado en Nature Metabolism que muestra la combinación energética en diferentes intensidades de práctica deportiva. El glucógeno muscular y los triacilgliceridos musculares son carbohidratos y grasas, respectivamente, almacenados en el musculo; mientras que los ácidos grasos libres (FFA, free fatty acid) y la glucosa plasmática son las grasas y carbohidratos, respectivamente, que circulan en la sangre.

Durante la intensidad más baja, que equivale a una caminata suave, son las grasas las que proporcionan toda la energía. En cambio, durante la intensidad más alta, que equivale a un trote intenso, lo que más se utiliza son carbohidratos, pero predominantemente en forma de glucógeno muscular y no en forma de glucosa. Cuando se observa una gráfica de este tipo, es imposible dejar de preguntarse por qué existe tanta preocupación alrededor de los niveles de glucosa.

No obstante, cuando sigues pedaleando en tu bicicleta o te quedas en la pista durante un tiempo lo suficientemente largo, el panorama cambia gradualmente. La cantidad de glucógeno que se puede almacenar en los músculos para poder realizar una actividad intensa es limitada y alcanzará a proveer energía solamente durante un periodo de 90 a 120 minutos. A medida que las reservas disminuyen, el cuerpo comienza a depender más de la glucosa. A continuación se presenta otro gráfico, basado en estudios realizados por el investigador de la Universidad de Texas, Edward Coyle y compañía durante los años 70s y 80s, donde se muestra la forma como las diferentes combinaciones de energía se comportan durante periodos de actividad física prolongados.

 

Después de tres o cuatro horas, ya se ha utilizado un 40% de la glucosa – o es al menos eso lo que debería suceder siempre y cuando hayas sido capaz de mantener tus niveles de glucosa lo suficientemente altos gracias al consumo de bebidas deportivas y geles energéticos, entre otros. Si solmente tomas agua, tus niveles de glucosa caerán afectando el rendimiento. Esta es la observación que realizó Coyle en el año 1983, la cual cimienta la industria de bebidas deportivas en su totalidad.

El mensaje de Gatorade es contundente: toma tanta bebida deportiva como puedas para que, si Dios quiere, tus niveles de glucosa nunca desciendan. Supersapiens tiene un mensaje un poco más matizado: bebe o come tanto como tu cuerpo lo necesite. Después de todo, consumir geles y bebidas deportivas durante una carrera cuesta tiempo y, con frecuencia, puede llegar causar molestias estomacales o algo peor. Cada uno de nosotros tiene una zona óptima de rendimiento que no es ni muy baja ni muy alta y la cual podemos descubrir a punta de prueba y error. “Por debajo de 110 me cuesta realizar rodadas largas,” dice Southerland. “Donde mejor me siento es entre 140 y 180. Pero estos niveles son realmente personalizados.” Las zonas de Smith se ven de una forma mucho más lineal ya que corrió su mejor media-maratón casi en su totalidad por encima de los 200mg/dL, el umbral superior de la aplicación. Los datos de Kipchoge siguen siendo confidenciales pero Todd Furneaux, el presidente de la compañía, está dispuesto a referirse a ellos en términos generales: “Todos nuestros atletas más élite, cuando están corriendo, incluso en un Ironman, se encuentran dentro del rango de los 180 a 200. Se encuentran en una línea recta.”

El sensor que Abbott produce para Supersapiens se llama Libre Sense y se vende como un “biosensor deportivo de glucosa.” En casi todos los aspectos parece ser idéntico al FreeStyle Libre 2 CGM que se vende a las personas con diabetes, aunque tiene un par de retoques. La versión deportiva envía actualizaciones cada minuto a la aplicación (o a un dispositivo de pulsera próximo a salir) via Bluetooth en lugar de enviarlas cada 15 minutos como ocurre en el modelo tradicional. Además, el rango de medida solo llega hasta los 200 mg/dL, lo cual está muy por debajo de lo que se necesita para monitorear de manera segura los niveles en diabéticos – posiblemente en un intento por asegurar a los reguladores que no será utilizado como un dispositivo médico. El dispositivo se encuentra actualmente a la venta por 65 euros (cerca de 77 dólares) y cada unidad dura 14 días una vez la pones en tu brazo.

El hecho de que atletas como Smith estén sobrepasando el límite superior es un indicador de que los datos de los atletas en la vida real no eran aquello que la compañía estaba esperando que fueran. “Inicialmente, pensamos que todo se trataba de evitar una descompensación,” dice Furneaux. Esa idea aún puede tener mérito: en un estudio reciente que recolectó datos provenientes de los MCG mientras personas sin diabetes practicaban alguna actividad física, Riddell se dio cuenta que algunas personas caían por debajo de los 70 mg/dL, un rango que está asociado con una clara deficiencia de la función física y cognitiva. El portar un MCG podría haber advertido a estas personas de que necesitaban más energía, lo cual los hubiera llevado a tener un mejor rendimiento, aún cuando esta afirmación no haya sido puesta a prueba.

Sin embargo, no es claro si esta misma observación aplica también para atletas élite. Louise Burke, una investigadora de nutrición deportiva de la Universidad Católica de Australia, quien ha trabajado de cerca con los equipos olímpicos australianos durante cuatro décadas, ha visto cómo algunos atletas han caído por debajo de los 50 mg/dL aparentemente sin sufrir de efectos adversos mientras que otros han exhibido síntomas evidentes cuando han alcanzado los 75 g/dL. “Es posible que dependa del calibre del atleta,” dice. “Pareciese que los atletas élite son capaces de alcanzar niveles más bajos. Pero esto es algo que en realidad no sabemos.”

No obstante, esto no se trata solamente sobre una descompensación. Burke realizó un estudio a comienzos de este año con 14 marchistas élite australianos para explorar si los MCG podrían identificar signos de alarma cuando existiera una disponibilidad crónicamente baja de energía, lo cual ha sido conectado con problemas de salud y sobreentrenamiento. El sinfín de factores que hacen que los niveles de glucosa aumenten y disminuyan durante el día dificulta la posibilidad de extraer conclusiones significativas. Sin embargo, Burke calculó que los niveles nocturnos cuando se duerme pueden dar una señal más clara sobre si se están consumiento suficientes calorías para cumplir energéticamente con el entrenamiento. Los resultados no se han analizado aún, así que por ahora Burke se muestra interesada pero no convencida. “No estoy diciendo que no vaya a ser útil,” dice, “solo que aún necesita ser validado.”

Otra posibilidad es utilizar el MCG para ajustar la carga de carbohidratos antes de una competencia, tal como lo hizo el maratonista británico Jake Smith. Los protocolos modernos generalmente suponen realizar un consumo muy elevado de carbohidratos un par de días antes para asegurar que los músculos estén completamente cargados de glucógeno en la línea de partida. No obstante, el objetivo de consumir por día de 8 a 12 gramos de carbohidratos por kilogramo de peso corporal, lo cual se traduce en unas 16 tazas de pasta cocinada para un atleta que pese 68 kg, no es una tarea fácil. El MCG no se puede utilizar para medir directamente las reservas de glucógeno, sin embargo, la aplicación de Supersapiens proporciona un promedio de los niveles de glucosa de las últimas 24 horas. Ese número podría volverse un indicador de las reservas de glucógeno muscular, comenta Furneaux, ya que si es más alto de lo normal, significa que el exceso de glucosa no tiene a dónde más ir.

Las últimas horas antes de un entrenamiento o de una carrera también pueden ser complicadas. Casi el 30% de los atletas de resistencia sufren de un fenómeno conocido como hipoglicemia de rebote o hipoglucemia reactiva el cual provoca sensaciones temporales de mareo y debilidad después de realizar unos minutos de ejercicio. El aparente culpable: consumir carbohidratos simples 30 a 60 minutos antes de la actividad física desencadena un aumento en los niveles de insulina los cuales permanecen así hasta por una o dos horas. Cuando te comienzas a ejercitar, tienes dos palancas – la insulina y el ejercicio – tratando de disminuir los niveles de glucosa al mismo tiempo causando que desciendan muy rápidamente. “Esto lo vemos con mucha frecuencia dentro de los datos de Supersapiens,” dice Riddell. “La gente no está realizando una carga de energía de forma correcta.” Una medida correctiva es comer solo 5 a 10 minutos antes de comenzar la actividad física para que los niveles de insulina no tengan tiempo de aumentar. Sin embargo, el utilizar el MCG también ofrece la opción de entender la forma exacta en que los niveles de glucosa responden a diferentes tipos de comida y a diferentes tiempos antes del entrenamiento.

¿Una gran innovación con usos potenciales fascinantes?, Confirmado. Pero, ¿y dónde queda la verdadera evidencia de que pegar este dispositivo en tu brazo te volverá más rápido?. La página web del Libre Sense de Abbott ha prometido que se encargará de “informar a los atletas acerca de cómo deben cargar de manera adecuada para poder llenar sus reservas de glucógeno antes de una carrera así como para saber en qué momento deberán recargar durante la misma logrando mantener el rendimiento deportivo”. Dentro de los pies de página relevantes, se encuentra uno que conduce a un estudio relativamente genérico de 2015 que habla sobre la importancia de recargar energía después de la actividad física, mientras que otro conduce a una tesis universitaria sueca de 2016 donde cuatro nadadores de clase nacional usaron un MCG durante una semana sin realizar ningún tipo de intervención ni tomar medidas de rendimiento.

Naturalmente, la literaura publicada muchas veces está rezagada y va detrás de la práctica élite. Yo envié un correo electrónico al nutricionista deportivo holandés Armand Bettonviel a quien se le acreditó la resurrección de la carrera del maratonista Kenenisa Bekele para preguntarle su opinión. Bettonviel utiliza actualmente el Supersapiens en Eliud Kipchoge así como en otros tres atletas del equipo de corredores NN. Sin embargo, la primera cosa que quiso enfatizar es que la interpretación de los datos del MCG “no es aún una ciencia exacta.” Él lo está utilizando para construir una imagen basada en datos de las diversas formas como el cuerpo de Kipchoge produce y utiliza la glucosa, así como la manera en que cambian bajo distintas circunstancias. El entendimiento general que resulte de ahí será el que después le permitirá examinar a fondo los protocolos específicos de hidratación de Kipchoge durante una carrera, los cuales ya fueron meticulosamente optimizados durante sus intentos por lograr correr una maratón en menos de dos horas.

No obstante, es importante hacer algunas salvedades. Bettonviel quiere definir cuál es el “rango óptimo de glucosa en la sangre” de Kipchoge para poder así determinar el mejor protocolo de carga energética que será el que le ayude tanto en el pre como durante la carrera. Sin embargo, cualquier atleta de rendimiento que se considere bueno también necesita ser capaz de quemar grasa de forma eficiente: “Creo firmemente que la flexibilidad metabólica es un indicador clave en el rendimiento,” asegura Bettonviel. “Todos los cambios realizados en los valores de glucosa en sangre, podrían potencialmente afectar dicha flexibilidad.” Adicionalmente, se ha podido dar cuenta que lo que es válido en las respuestas de la glucosa de Kipchoge no lo será necesariamente en otros atletas lo cual dificulta la formulación de reglas generales. “Nuestro equipo todavía está aprendiendo y analizando,” dice. “No nos apresuramos a sacar conclusiones aún y cualquier cambio que se realice es en realidad muy pequeño.”

Dento de la ya de por sí limitada información que se encuentra en la literatura publicada sobre atletas que usan MCG, prácticamente toda está enfocada en la salud y no en el rendimiento. En particular, un estudio sueco que fue publicado a comienzos de este año en Cell Metabolism utilizó a 15 atletas de resistencia del equipo nacional quienes utilizaron un MCG por un periodo de hasta dos semanas. Comparado con los grupos de control de los no-atletas, los atletas duraron más tiempo por debajo del umbral normal de glucosa de 70 mg/dL, en su mayoría durante la mitad de la noche; y también duraron más tiempo por encima del umbral superior de 140 mg/dL durante las primeras horas de la tarde. Por otro lado, durante las sesiones de entrenamiento generalmente se mantuvieron dentro de los rangos normales.

La idea de que las personas sanas, no diabéticas, utilicen los MCG para optimizar su salud está pasando por un momento importante, aunque no sin controversia. Cuando Supersapiens anunció que sería el patrocinador principal del Campeonato Mundial de Ironman durante la primavera, Tom Hughes, un médico y catedrático deportivo de la Universidad de Leeds Beckett en Gran Bretaña, lanzó un llamado de advertencia. “No creo haber visto ninguna evidencia de que los niveles de glucosa en sangre disminuyan significativamente durante un Ironman,” dijo – una afirmación que ha puesto a prueba en sí mismo al menos unas cinco veces, pinchando su dedo como en los viejos tiempos para obtener lecturas de su glucosa en sangre cuando sentía que iba a sufrir una descompensación y obteniendo niveles muy por encima de los 100 mg/dL. Tampoco está convencido de que hacerle un seguimiento obsesivo durante el día a los picos y a los valles en las lecturas de glucosa arroje información útil sobre la salud. En lugar de eso, dice que se está convirtiendo en una oportunidad más para “estresarnos con otra cifra que ni siquiera entendemos.”

Para mi sorpresa, incluso Riddell, el investigador experto en diabetes y consejero científico de Supersapiens, admite sentir un grado de simpatía por esta perspectiva. “Vale la pena escribir más acerca de la obsesión con las cifras ,” dice. “Aún entre las personas con diabetes, es con frecuencia el paciente quien no quiere usar el MCG.” A fin de cuentas, ahora tienes un montón de datos que parecen estar juzgándote, de forma negativa y sin descanso, después de cada comida y de cada snack. Y aún cuando tratas de “arreglar” tu comportamiento, tus niveles de glucosa no siempre responden de la forma en que lo esperas. Riddell y sus colegas han identificado al menos 40, e incluso hasta 200, factores diversos que afectan la glucosa, lo cual dificulta discernir entre cuáles son las señales que realmente importan. Si el dispositivo se va a convertir en una ayuda para el atleta, dice, Supersapiens “necesita mejorar a la hora de responder el ¿y qué con eso?”.

Esto es mucho más fácil decirlo que hacerlo y es la razón por la cual los 12 científicos de la compañía están analizando meticulosamente todos los datos obtenidos a través de sus atletas embajadores, en busca de patrones, tendencias y señales reveladoras – e incluso nueva ciencia. Desde ya los datos están produciendo un cambio en el entendimiento de cómo se comporta la glucosa en atletas de alto rendimiento. La visión convencional es que los valores de la glucosa se mantienen dentro de los rangos normales aún durante una sesión intensa de entrenamiento, tal como lo presenta el estudio sueco. Nadie esperaba encontrarse con los niveles astronómicos alcanzados por Jake Smith y otros mientras competían. “Los libros de medicina dicen que la ‘homeostasis de la glucosa es imperturbable por el ejercicio en personas no-diabéticas,” dice Riddell. “¡Están equivocados! ¡Y ahora lo sabemos!. Así que eso arroja por la ventana el conocimiento de 50 años. Ahora vamos a tener que reescribir el libro.”

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Autor 

Alex Hutchinson

Traducción

Juliana Bermeo

Nota Original

https://www.outsideonline.com/health/training-performance/supersapiens-continuous-glucose-monitor/

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