Prebiótico

Como casi todo concepto, la definición de prebiótico, ha ido evolucionando a medida que la investigación sobre ello ha proporcionado nuevo conocimiento. Distintos autores y organizaciones han propuesto una definición, por ejemplo, la FAO (Food and Agriculture Organization) y la ISAPP (International Scientific Association for Probiotics and Prebiotics) han indicado que los prebióticos son: “ingredientes alimentarios que al ser fermentados selectivamente producen cambios específicos en la composición y/o actividad de la microbiota gastrointestinal confiriendo beneficios en la salud del individuo”. La WGO (World Gastroenterology Organisation) los define como “sustancias de la dieta (fundamentalmente polisacáridos no amiláceos y oligosacáridos no digeribles por enzimas humanas) que nutren a grupos seleccionados de microorganismos que habitan en el intestino favoreciendo el crecimiento de bacterias beneficiosas sobre las nocivas”.

Esta última definición ya nos indica de manera más concreta el tipo de compuestos a los que nos estamos refiriendo. Hasta aquí, muchos podemos pensar que prebiótico y fibra dietética son sinónimos, pero aunque claramente están relacionados, esto no es exactamente así.

Gibson&Roberfroid, en su revisión sobre la temática (1995), indican que para que un alimento sea clasificado como prebiótico debe: 1 ) no ser hidrolizado ni absorbido en la parte superior del tracto gastrointestinal; 2 ) ser un sustrato selectivo para una o un número limitado de bacterias beneficiosas del colon, que serán estimuladas para aumentar su actividad metabólica y/o crecer; 3 ) ser capaz de alterar la flora colónica a favor de una composición más saludable; y 4) inducir efectos intestinales o sistémicas beneficiosos para la salud del hospedador.

Así entonces, si bien podemos decir que hay ciertos tipos de fibra que son prebióticas, no todas ellas cumplen con las anteriores características, por este motivo, podemos decir que los alimentos prebióticos forma parte de la fibra pero no toda la fibra alimentaria es prebiótica. Por ejemplo, la mayoría de fibra insoluble pasa inalterada por todo el sistema gastrointestinal, cumpliendo solamente el punto número de los mencionados anteriormente (e.g: lignina o celulosa). La hidrosolubilidad es un factor determinante: las fibras más solubles son las más accesibles a las enzimas hidrolíticas y se degradan con rapidez y en su totalidad (Sastre, 2003). De esta manera, la que solemos llamar fibra soluble des de un punto de vista nutricional, es la que suele ejercer sus características como prebiótico, gracias a su capacidad de ser fermentada por las bacteria del colon.

La figura 1 muestra el proceso de fermentación de las substancias prebióticas y lo que comporta a nivel de metabolismo. Escapa al propósito de la definición de este término el profundizar sobre los efectos de estos componentes, pero añadir que su impacto es clave en distintos efectos sobre la salud más localizada (de los propios colonocitos o células de la mucosa del colon) o sistémica (numerosas patologías, cada vez más, a nivel general).

Figura 1 – Fermentación bacteriana de los compuestos probióticos. Extraído de García Peris (2002).

Autor

Lic. David Masferrer Llana

Bibliografia

García Peris P, Bretón Lesmes I, De la Cuerda Compes C, Camblor Álvarez M (2002). Metabolismo colónico de la fibra. Nutr Hosp, 17(Supl. 2):11-16.

Gibson GR., Roberfroid MB (1995). Dietary modulation of the human colonie microbiota: introducing the concept of prebiotics. Journal of nutrition, 125, 1401-1412.

Gibson GR: Fibre and effects on probiotics (the prebiotic concept). Clin Nutr 2004; 23(Supl. 2).

Mora-Cura, Y. N., Aguilar, C. N., Contreras-Esquivel, J. C., Valdivia-Urdiales, B., & Rodríguez-Herrera, R. (2012). Fibra dietética y prebióticos: aspectos quimicos y funcionales. Ene, 4(7), 1.

Sastre Gallego A (2003). Fibra y prebióticos: conceptos y perspectivas. Gastroenterol Hepatol, 26(Supl 1), 6-12.

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