Balance entre el trabajo y la vida entre entrenadores y científicos del deporte: Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago.

Los atletas de elite continuamente buscan mejorar la calidad de su entrenamiento, así como el equilibrio entre la carga de entrenamiento y la recuperación, para optimizar las adaptaciones al entrenamiento y alcanzar su potencial a largo plazo. En este contexto Haugen et al1 categorizan a la calidad del entrenamiento en dos dimensiones interconectadas: calidad del proceso de entrenamiento holístico y calidad de la ejecución de las sesiones de entrenamiento diarias. Los entrenadores le enseñan a los atletas a emplear diferentes métodos para mejorar estas 2 dimensiones de la calidad del entrenamiento. Aun edades tempranas, los atletas definen objetivos inteligentes (SMART goals, specific, measurable, attainable, relevant, and timebound), esto es, que los mismos sean específicos, medibles, realizables, relevantes, y definidos para un tiempo específico, realizan análisis para alcanzar esos objetivos, realizan una planificación detallada a niveles macro, meso y micro, escriben diarios de entrenamiento y de manera regular evalúan si su desarrollo esta yendo en la dirección correcta. Este proceso es frecuentemente realizado en colaboración cercana entre el atleta y su entrenador o mentor. En el entrenamiento diario, los atletas aprenden que cada sesión debe tener objetivos claros que son seguidos por procedimientos bien definidos de preparación, ejecución, y evaluación. Además, el requerimiento continuo de optimizar el desarrollo a largo plazo de los atletas requiere un enfoque holístico de 24 horas en el cual el sueño, la nutrición, el bienestar mental y físico, y un equilibrio sostenido entre el trabajo y la vida son factores importantes.

Como científicos del deporte, se espera que seamos “elite performers” en nuestra área de especialización y que formulemos, conduzcamos, diseminemos e implementemos investigaciones relevantes con la máxima calidad posible. Este requerimiento es importante no solo para las instituciones académicas sino también para el desarrollo de nuestra carrera personal. Deben ser para esto cubiertas múltiples tareas, teniendo que combinar el trabajo científico con roles de liderazgo, divulgación de los resultados, docencia, supervisión, aplicación a financiación, y vida social y familiar. Por lo tanto, los científicos con altas expectativas deben trabajar por muchas horas. Aunque para alcanzar objetivos elevados se requieren cargas de trabajo elevadas, cargas demasiado elevadas o no periodizadas podrían limitar la calidad del trabajo y las respuestas al mismo. En este contexto, muchos científicos fracasan en encontrar un equilibrio sostenible entren el trabajo y la vida en esta búsqueda de alcanzar altas expectativas, calidad para nuevas posiciones o promociones y obtener financiación para nuevos proyectos.

Una publicación reciente discute el alto riesgo de burnout observado entre científicos, especialmente los estudiantes de doctorado (PhD students) y talentos en formación, que se enfrentan a un futuro incierto en el área de la academia2. La ciencia atrae a personas curiosas y trabajadoras que quieren resolver preguntas importantes, sin embargo, muchas preguntas de la ciencia nunca son respondidas completamente y frecuentemente en la línea final no está bien definida. Esta posibilidad ilimitada de mejora y la enorme presión para lograr el éxito en la academia son similares a las del deporte de elite, donde se observan cargas de trabajo no bien definidas y altas tasas de burnout entre los entrenadores de elite3. Efectivamente, muchos entrenadores talentosos pierden motivación y abandonan antes de alcanzar su mayor potencial. Desafortunadamente, esto significa que un mensaje clave de los científicos del deporte y los entrenadores es demasiado frecuente: “Haz lo que yo digo, pero no lo que yo hago”.

Quizás sea tiempo para los científicos y entrenadores para implementar métodos de planificación y procesos de ejecución similares a los utilizados por los atletas de elite. Mi primer hipótesis es que definir objetivos SMART, realizar análisis de deficiencias, y evaluar los facilitadores y barreras centrales para facilitar un trabajo de alta calidad también sería beneficioso para científicos y entrenadores. Mi segunda hipótesis es que mantener un balance sostenible entre el trabajo y la vida no solo es importante para alcanzar mejores resultados consistentes a largo plazo, sino también para asegurar una mayor calidad de vida y el desarrollo de una resiliencia mental fuerte, lo cual es esencial cuando hay que enfrentar situaciones difíciles. En este contexto, propongo buscar un mentor experimentado, y esto será beneficioso para todos nosotros, independientemente del momento de nuestras carreras, para enfrentar, ver los problemas desde otras perspectivas, confirmar opciones y obtener su apoyo en momentos duros.

Un buen punto de partida para la mayor parte de nosotros seria realizar una buena mirada al espejo. Deberíamos darnos a nosotros mismos las mismas recomendaciones que les damos a los atletas?. En pocas palabras, “Hacer lo que predicamos”, no solo con el objetivo de mejorar nuestro desarrollo personal, sino más importante, para liderar con el ejemplo y contribuir a construir culturas de trabajo efectivas y saludables que son movilizadas por la pasión y sostenidas por una buena salud!.

Autor

Øyvind Sandbakk

Referencia Original

Work–Life Balance Among Sport Scientists and Coaches: Do As I Say, Not As I Do.

References

Haugen T, Tønnessen E, Bucher Sandbakk S, Sandbakk Ø. Training quality—an unexplored domain in sport science. Int J Sports Physiol Perform. 2023;18(3):221–222.

Woolston, C. How burnout and imposter syndrome blight scientific careers. Nature. 2021;599(7886):703–705.

Altfeld S, Mallett CJ, Kellmann M. Coaches’ burnout, stress, and recovery over a season: A longitudinal sudy. Int Sport Coach J. 2015;2(2):137–151.

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