20 Abr Efectos fisiológicos del calor en el rendimiento del triatleta
Podemos afirmar que el ejercicio físico es negativamente afectado por un ambiente caluroso, y más aún si a esto se le añade una alta humedad relativa. En estas condiciones se requieren grandes tazas de sudoración, lo que puede influir sobre el equilibrio de electrolitos y el agua en los deportistas.
Intentar sostener el ejercicio (especialmente si es intenso) en un ambiente caluroso puede dificultar la capacidad del cuerpo para responder adecuadamente al estrés impuesto, lo que finalmente produce hipertermia, deshidratación, deterioro del rendimiento físico y mental, y potenciales golpes de calor(graves o incluso fatales) (Douglas, 1999).
Existen dos formas de refrigeración, la sudoración y el incremento del flujo sanguíneo cutáneo. Esta regulación está a cargo del hipotálamo, quien recibe información de todo el organismo, especialmente de la piel. Esto desencadena una respuesta para adaptarse a cada situación. (Naclerio Ayllón, 2011).
La evaporación producida por el sudor limita el aumento de la temperatura corporal central, pero este mecanismo provoca deshidratación, lo cual puede perjudicar la función cardiovascular, generando una caída del flujo sanguíneo en los músculos, la piel y otros tejidos. Cuando la humedad del ambiente es alta, la evaporación del sudor es limitada, de manera que el agua y los electrolitos se continúan perdiendo, pero sin provocar disminución de la temperatura corporal (Maughan, 2010)
Cuando se incrementa el grado de vasodilatación periférica, permite dirigir la sangre con más temperatura desde la zona central hacia la periferia del cuerpo ya que en esa zona se puede eliminar el calor. Para dirigir la sangre a las zonas más periféricas se retira de los órganos no vitales, como el riñón y tracto digestivo, a la vez que aumenta la frecuencia cardiaca para incrementar el flujo de sangre hacia las extremidades. También el retorno venoso se ve disminuido, lo que produce una reducción de la presión arterial. La sudoración no es solo agua, en su composición están presentes el sodio, cloro y potasio. (Naclerio Ayllón, 2011)
Para entender cómo influye el calor en el triatlón vamos a analizar por separado las tres disciplinas que lo componen.
Natación:
Se ha demostrado que la natación en agua caliente o en un clima tropical estimula e induce adaptaciones relacionadas a la termorregulación y perjudica el rendimiento (Hue & Galy, 2012). Nadar en altas temperaturas (34°C), a intensidades submáximas, incrementa la frecuencia en 8 ppm en relación a la misma actividad realizada 26°C (Holmér & Bergh, 1974).
Durante la natación en agua caliente (29,5 °C) la perdida de calor puede verse dificultada debido a la alta radiación y la elevada temperatura del agua. En este sentido, la temperatura ambiental puede representar un desafío para los nadadores de resistencia. (Baillot & Hue, 2015)
Sin embargo (Kerr, Starling, & Trappe, 1988) en un estudio demostraron que usar un traje de neopreno húmedo mientras nadaban a 25,4° C ± 0,1, en un triatlón de distancia olímpica no indujo estrés térmico sobre los subsecuentes segmento de ciclismo y carrera.
Podemos decir que existe una capacidad limitada para la disipación de calor cuando se nada a una alta tasa metabólica en agua caliente (cercana a 30° o superior) y esto se dificulta aún más si la radiación solar contribuye emitiendo calor.
Ciclismo:
La influencia de la temperatura ambiental en el rendimiento del ciclismo parece variar marcadamente dependiendo del recorrido, la humedad del aire y la capacidad del ciclista para evitar la deshidratación.
Durante el ciclismo en climas templados o fríos, el calor se libera principalmente de la piel al ambiente a través de la convección. La evaporación se convierte en el mecanismo dominante o único para la disipación del calor cuando aumenta la temperatura ambiental. La capacidad de enfriamiento del medio ambiente puede convertirse en un factor limitante para la capacidad de mantener el equilibrio térmico, por ejemplo, en climas muy húmedos o cuando en las subidas disminuye la velocidad del viento, lo que provoca una reducción de la tasa máxima de pérdida de calor por evaporación. (Nybo, 2010)
Si la hipertermia se convierte en un problema importante, se deteriorará el rendimiento, pero mientras la temperatura corporal y el balance hídrico puedan establecerse, la alta temperatura del aire puede beneficiar al rendimiento porque la densidad y la resistencia del aire disminuirán y la potencia requerida para mantener una velocidad dada será menor (Nybo, 2010).
Carrera:
La velocidad del pedestrismo es evidentemente más lenta que la del segmento de ciclismo, por lo que la convección no resulta eficaz para perder calor. Si además estamos en presencia de un ambiente con alta humedad, el sudor no permite la pérdida de calor y el deportista se deshidratará cada vez más.
Además de la exposición a un ambiente caluroso, en necesario tener en cuenta la producción metabólica de calor corporal. Esta última es proporcional a la velocidad de carrera y a la masa corporal, pero depende también de la economía de carrera (Foster & Lucia, 2007).
Triatlon:
En un estudio realizado en un medio Ironman (Baillot & Hue, 2015), en donde la temperatura ambiente fue de 27 °C, la del agua de 29,5 °C y la humedad del ambiente del 80%, encontraron lo siguiente: El promedio de la temperatura corporal central de los 19 atletas estudiados antes de comenzar la competencia fue de 37,1± 0,7 °C, 37,8± 0,9°C después de nadar, 37,8± 1°C una vez finalizado el segmento de ciclismo y de 38,4± 0,7 °C al finalizar la carrera. La masa corporal disminuyo 3,7 ± 1kg durante la carrera, mientras que la osmolaridad de la orina incrementó de manera considerable. Los cambios en la masa corporal no estuvieron relacionados con la temperatura corporal al finalizar ni con la osmolaridad de la orina.
Leandro Muñoz
Baillot, M., & Hue, O. (2015). Hydratation and thermoregulation during a Half-Ironman Performed in Tropical Climate. Journal of Sport Science and Medicine, 14, 263-268.
Douglas, J. (1999). Exercise in Heat. I. Fundamentals of Thermal Physiology, Performance Implications, and Dehydration. Journal of Athletic Training, 34(3), 246-252.
Foster, C., & Lucia, A. (2007). Running economy. Sports Med, 37, 316-319.
Holmér, I., & Bergh, U. (1974). Metabolic and hermal response to swiming in water al varying temperatures. Journal of Aplied Physiology, 37, 702-705.
Hue, O., & Galy, O. (2012). The effect of the silicone swim cap on swimming performance in tropical conditions in preadolescent. Journal of Sport Science and Medicine, 11(1), 156-161.
Kerr, C. G., Starling, R. D., & Trappe, S. W. (1988). Hiperthermia durin olimpic triathlon: Influence of body heat storage during the swimming stage. Medicine and Science in Sport and Exercise, 30, 99-104.
Laursen, P. B., Suriano, R., Quod, M. J., Lee, H., Abbiss, C. R., Nosaka, K., y otros. (2006). Core Temperature and hidratation status during an ironman triathlon. British Journal of Sport Medicine, 40(4), 320-325.
Maughan. (2010). Distance running in hot environments: A thermal challenge to de elite runner. Scandinavian Journal of Medicine and Science in Sport, 20, 95-102.
Naclerio Ayllón, F. (2011). Entrenamiento Deportivo. Funadamentos y aplicaciones en diferentes deportes. Panamericana.
Nybo. (2010). Cycling in the heat: Performance perspectives and cerebral challenges. Scandinavian Journal of Midicine Science in Sport, 20(3), 71-79.